Hostal Delfin Verde

Olor perenne a tabaco. Esas son las cuatro palabras que mejor definen a este establecimiento. Un olor penetrante que permanece desde que comienzas la estancia hasta que te marchas. Y te lo llevas de recuerdo en la pituitaria. Abres la ventana, buscando un alivio, y más olor a tabaco. Este olor no es de un día, es de años fumando. Destacar también que es un establecimiento en el que no se permite el acceso a animales, pero los ves entrar y salir como si nada. Un pet friendly no indicado. La humedad en el baño es latente. En el techo del mismo se aprecia el moho creciendo a sus anchas. El hecho de que esté en primera línea de playa, no te hace olvidar lo malo de este establecimiento. No volveré, ni aunque no haya otra opción hotelera en esta ciudad.

Instalaciones pésimas, no llegando a los mínimos y personal y atención al cliente deja mucho que desear, y no saben aceptar una queja, y creo yo que tratar mal a un cliente se está convirtiendo en algo normal para muchos locales de este tipo en la zona y no paso por ahí...para no parar ni a tomar un vaso de agua y lo voy a divulgar por todos los medios, a ver si por lo menos pierden clientes y vuelven a ser un poco personas