Termas Posada del Siglo XIX

Reservamos una cabaña para seis personas con dos habitaciones y, al llegar, nos asignaron una con una sola habitación, que además era más económica, pero no nos reintegraron la diferencia. Para compensar, nosotros solicitamos al menos poder extender el horario de salida hasta las 13:00, y accedieron, aunque de mala gana. Hace años que venimos, pero lamentablemente la calidad del servicio ha ido en descenso. La cabaña estaba en muy malas condiciones de limpieza: había arañas muertas pegadas en las paredes, telarañas, tierra y polvo por todos lados. Los colchones eran tan finitos que resultaba prácticamente imposible descansar bien. Se nota un recorte evidente en todos los servicios: el jabón y el dulce de leche están visiblemente rebajados con agua. El wifi directamente no funciona. El desayuno buffet es muy básico, con poca variedad, y el jugo de naranja es artificial. Además, hay que hacer fila y esperar a que te atiendan, lo que genera demoras innecesarias, y la atención durante el desayuno es pésima, con muy mala onda por parte del personal. La atención general también deja mucho que desear: es descortés y poco amable. El entorno natural sigue siendo hermoso, pero está claramente descuidado y con falta de mantenimiento general.

Es una experiencia básica de hotelería pero una propuesta de espacios verdes y piscinas muy linda. Hace años fui en familia a los bungalows y me parecieron mejores que la posada. Si no tenés muchas pretensiones vale la pena el lugar. Cerca del Rancho para cenar y con restaurante propio. En esta época no hay servicio de toallas para las piscinas.