Les Cols Pavellons

Es un lugar único y muy especial. Un hotel que no es un hotel, es otro concepto y hay que ir con la mente abierta. Hace tiempo que tenía ganas de ir y nos ha gustado mucho, pero hay un par de cosas que no nos han convencido. En primer lugar la pica del baño. Eso de lav**** las manos en agua semiestancada no me convence, y ni por asomo me lavo los dientes allí (aunque dicen que el agua se va renovando, cuando echas jabón ves lo que se tarda en ir). En segundo lugar y más importante, te despiertas muy temprano porque entra mucha luz. Puedes tapar las paredes y el techo, pero no hay forma de tapar el suelo y entra muchísima luz al amanecer. A parte de eso, el pabellón es precioso y nos encantó el “onsen” que tiene. En cuanto a la gastronomía, cenamos el menú pica pica y estaba delicioso, y el desayuno también. Además, es un detalle que te den una bolsa para picnic. Es un lugar para ir una vez en la vida. Estoy contenta de haber ido y lo recomendaría para una ocasión especial, pero no repetiría.

Peu original de dire que ç’est une expérience incroyable et que ce lieu est tout simplement unique, mais difficile de le décrire autrement. On ne sait plus très bien à quelle époque on se situe, entre une communion au cœur de la nature et une vision futuriste, sans savoir non plus quel couple nous devenons en ces lieux: Adam & Eve ou Korben Dallas & Lilou? Et nous sommes pourtant bien encrés en 2022, dans cet espace magique où s’entremêlent les jeux de lumières, où les vitres jouent elles aussi, parfois un effet miroir, parfois un effet de transparence. Côté papilles, tapas au lit sans tv (🙏🏼) y El desayuno… un délice, le tout encadré par un personnel d’une extrême gentillesse et bienveillance. Cette escapade sensorielle est un havre de paix où le magnétisme des pierres volcaniques n’est pas en reste.. d’autant plus que, ce week-end, la lune était pleine #namaste Simplamente inolvidable. Merci 🙏🏼

Es curioso de ver, pero no pagaría lo que pagamos por esta experiencia. Piscina excesivamente caliente al llegar, y excesivamente fría por la mañana. Habitación poco aislada del frío. “No ir en invierno”. El espacio es más pequeño de lo que aparentan las fotos, tanto la piscina como la habitación en general. Esperaba mucho más por los comentarios leídos con antelación. Buen servicio en general. Desayuno en habitación perfecto y muy bien servido.

Un hotel no hotel.Es más que eso.Una experiencia mística.Eso sí, hay que ir con mentalidad de dejar el materialismo y las comodidades de la sociedad actual para sumergirte en una noche romántica i espiritual junto a tu pareja, donde sólo sois vosotros i los elementos, agua, naturaleza i las estrellas.La bassa a 38 grados me dejó enamorada.

Nuestra experiencia en Les Cols Pavellons no ha sido positiva. El lugar sin duda es especial y las habitaciones son muy bonitas. Rodeadas de naturaleza que invitan a la calma, el silencio y la paz. Después de una comida deliciosa en el restaurante, fuimos a dormir. Sobre las 12 de la noche un ruido ensordecedor nos despertó. Una banda de rock estuvo tocando 3 horas a escasos metros donde se encuentran las habitaciones. Había una boda. Nunca nos dijeron nada o nos advirtieron que sería imposible dormir aquella noche. Si el restaurante tiene licencia para eventos, el ruido está permitido. Algo que no comulga en absoluto con la PAZ que se vende en las habitaciones. Si vas al hotel, asegúrate antes de preguntar si esa noche hay un evento, ya que puede que tu noche a la luz de la luna acabe siendo una pesadilla.

"Hotel" del Restaurante les Cols de Olot. Sin duda un sitio para relajarte, y desconectar, tiene un aire zen, estilo japonés (va totalmente separado, de lo que és el restaurante). Habitaciones de cristal, sobre suelos con efecto "colada de lava", muy originales. En la habitación encontraràs lo minimo e imprescindible, cama, baño, armarios muy bien disimulades, y espectaculares vistas de noche (a quien no les guste tener vistas o que le ilumine la salida del sol, puede bajar las persianas). Muy buena experiencia, sin duda para repetir. Servicio de 10, muy buena atención. Desayuno en la habitación de pelicula tambien. Hay opción de comer o cenar en el restaurante. Cuenta con jardines muy bien cuidados, para descansar, relajar-te o tomar algo. Sin mas palabras, espectacular!!!

Un sitio un tanto especial. Es un espacio para disfrutar de la tranquilidad. Todo muy minimalista. Se tiene que ir con una mentalidad diferente a si vas a un hotel. Porque no es un hotel. La atencion es fabulosa. El desayuno completisimo y te dan una bolsa con picnic cuando te vas. Fuimos con un regalo que nos hicieron y disfrutamos de una noche diferente.

Estuvimos dos noches y sinceramente se me hicieron un poco largas, el sitio es espectacular en diseño, pero es incomodo en muchos aspectos. Es tan minimalista que no tienes donde dejar tus pertenencias, hay un armario diminuto, ninguna mesa, ni mueble auxiliar, solo tienes la cama, una mesa baja con dos taburetes que sirve solo para el desayuno, ya que desayunas en la habitación, no hay perchas en la ducha, las toallas no sabes donde ponerlas, y la "pica" que es donde te tienes que lavar los dientes y la cara, por poner un ejemplo, no tiene grifo, el agua se traslada por sensor, y digo se traslada porque normalmente está estancada, y cuando te mueves por alrededor se pone en marcha y fluye hacia la derecha, pero no me parece muy practico. Y además se pone en marcha con cualquier movimiento cercano, si tienes en cuenta que la taza del water está al lado, cada vez que usas el water está el agua de la pica saliendo y es muy ruidosa. Hay que añadir que apenas hay luz, tienes varios puntos de leds por toda la habitación pero con muy poca intensidad. Mi opinion es que es muy espectacular en diseño y muy incomodo en la practica, y muy ruidoso por la noche como mantengas el aire acondicionado puesto.

Estuvimos una noche en el hotel, suficiente, y digo suficiente porque no está mal como experiencia, estéticamente es bonito y original, sin embargo considero q el minimalismo no tiene porqué estar reñido con la comodidad, y comodidad es justamente lo que se encuentra a faltar. En la habitación hay solamente una cama, nada más, no hay por ejemplo donde colgar las toallas, el suelo no me parece una opción, ni siquiera una repisa para el jabón de ducha, la pica es muy poco higiénica, sin grifos, tuvimos que lavarnos los dientes con agua mineral que había en una pequeña nevera, en la que por cierto solo había agua. Entrar en la ducha es de lo más incómodo, con un suelo de pequeñas piedras que se clavan en los pies, lo cual tampoco considero muy higiénico, y no digamos de la bajada a la bañera, requiriendo sino de conocimientos de alpinismo, como mínimo de cierta agilidad. El desayuno es también austero, con muy poco dulce. La cena, sin embargo, fue fantástica, totalmente recomendable el menú degustación.